Antes de empezar a hablar de lo que va este post y adentrarme en el tema, quiero dedicarle esta entrada a mi fallecido amigo Miguel Miranda, quien además de ser una maravillosa persona y muy buen amigo, era uno de los que más me alentaba a que nunca dejase de escribir por aquí, en cualquier proyecto que tuviese siempre fue un gran apoyo para mí. Gracias Migué por tu apoyo siempre, aunque nunca me volverás a decir “¿Dime hartona, dónde comiste hoy?” pensaré en ti cada vez que vaya a un bar o restaurante en Barcelona, tu ciudad favorita.
El fin de semana pasado estuve en Oviedo y me inspiró mucho, las vistas son impresionantes y el frío solo me daban ganas de acurrucarme con una taza de té y ver películas toda la tarde, soy así de simple. Hay veces que pienso que no me molestaría para nada irme al campo y vivir ‘una vida simple’ horneando pasteles y cocinando todo el rato… Pero claro, eso es solo una idea que seguro no pasa de ahí, después de todo soy una chica de ciudad.
Entonces… decidí hacer un pastel de manzanas, no sé porqué me dieron las ganas de hacerlo, creo que eran las vistas asturianas o uno de esos antojos locos que nos dan… y aquí está.
- 2 1/2 tazas de harina de trigo para repostería
- 1 cdta de sal
- 1 cdta de azúcar moreno
- 16 cdas de mantequilla sin sal (dos barras)
- 1/4 – 1/2 de taza de agua con hielo
- 6 manzanas (las verdes tienen más sabor para el pastel pero yo utilice rojas)
- 3 cdtas de canela
- 5 clavos dulces
- 2 cdas de azúcar moreno
- 1 pizca de anís (puedes usar 2 o 3 estrellas de anís)
- 1 chorrito de nata o crema de leche
- 1 pizca de sal
- 1 limón
- 1 molde para pasteles
- papel de hornear
- 1 huevo
- papel film
- 1 brochita
- 1 cuchara de madera
- 1 bowl grande
En un bowl pequeño batir un huevo, y con una brochita pintar toda la parte de arriba del pastel.
Meter al horno y hornear hasta que esté dorado y bonito. De 55 mins a 1 hora.