Year: 2014

Sunday Quiche: El antojo

¿Nunca les ha pasado que hay veces que tienen cierto anhelo por algo que rara vez tienen en su vida? Ya sea tener a un ser querido cerca, leer un buen libro o como en mi caso: comer un buen pedazo de quiche. Para serles honesta no recuerdo la última vez que comí quiche aparte de esta tarde. Pienso que quizás fue en un desayuno de trabajo o algo así, la verdad es que no tengo ni idea pero desde hace una semana o así, tengo tremendo antojo de comer uno… Desde la semana pasada tengo los ingredientes en la nevera pero por alguna razón no la hice. Ese ya no es el caso, porque hoy me desperté con esas ganas de hacer cosas, como hacer un quiche y darle cariño al blog y aquí está: Quiche de champiñones, cebollas y  queso Parmesano.

Se me ha roto la pasta: listones de zanahorias y calabacín

Eso fue lo que dije cuando intenté comer la ‘pasta falsa’ que hice hace unos días. Tenía ganas de cenar algo con salsa de tomate pero la pereza que me daba preparar pasta era la misma pereza que me da levantarme por las mañanas, entonces opté por una opción diferente, en vez de utilizar pasta hice pequeños listones de zanahoria y calabacín lo que es totalmente tonto ya que es trabajo doble, pero aquí están: Listones rotos de zanahoria y calabacín, a continuación lo que vas a necesitar para hacer este plato:

Sabores y texturas que se entrelazan

La comida vegetariana siempre me ha gustado mucho. Por más que sea obsesionada con el chile con carne, las hamburguesas, los cortes ‘extraños’ de carne como el rabo, y hasta recetas de toda la vida como canelones rellenos de carne picada, la gastronomía vegetariana que viene de lugares como la India, el Líbano y Turquía siempre me han apasionado muchísimo, pienso que tiene mucho que ver con la mezcla de ingredientes, y los perfiles y capas de sabores que le dan los condimentos a dichos ingredientes, como las lentejas que solas pueden ser un poco sosas pero con una buena mezcla de condimentos puedes tener una explosión muy agradable en tu boca.

Pastéis de Belém y como me cebé de pastelería portuguesa.

La única dieta que existen en los viajes es la de comer lo que te de la gana. Estar de vacaciones te da la libertad de olvidarte de contar calorías (si es algo que acostumbras hacer, anyway), cenar carbohidratos, tomarte toda la cerveza que quieras y probar absolutamente todo lo que te brinde la cultura gastronómica de aquel lugar que visitas, bueno por lo menos es lo que me gusta hacer a mí y por suerte a las personas con las que viajo también. Esta vez le tocó a la pastelería de Lisboa en específico el Pastel de Belém, también conocido como el Pastel de Nata. Es un pastelito que lleva más de dos siglos en el mercado y fue creado por monjas católicas del monasterio portugués de los Jerónimos del distrito de Belém, en Lisboa. Estos pasteles son un MUST si viajas a Lisboa, ya que ir a Belem solo son 15 minutos en tranvía, aproximadamente.

Fresco de verano

Los viajes siempre han sido algo que me apasionan de forma que me es casi imposible describir. Definitivamente me considero una persona que sufre ferozmente de wanderlust. Mi verano se ha visto lleno de estudios, un viaje por Europa del este, lugares ocultos de Barcelona comida fresca (que por vagancia no he subido aquí, pero puedes mirar en mi Instagram), monumentos y festivales de música. Hace unas semanas emprendí en un viaje superlowbudget de una semana a Budapest, Vienna y Praga, y la verdad es que fue totalmente mágico. A continuación un pequeño ‘photo diary’ de lo que fue de mí en ese viaje, y un poco de mi regreso a Barcelona. Budapest debe de ser la ciudad en la que la paz me ha invadido repentinamente de una forma que solo me pasa cuando estoy frente al mar, algo un poco irónico porque es una ciudad que no tiene mar, solamente un río, pero los ríos no son igual de potentes que el mar, jamás.

Dos Palillos y una experiencia.

La gastronomía asiática ha sido de mis favoritas desde que tengo uso de razón. Recuerdo que mi madre y mis hermanos me enseñaron a comer con palillos desde pequeña. Muchas veces cenábamos sopa Ramen y mi padre fue quien me iluminó al mostrarme que podías agregarles más ingredientes como puerro, hongos, salsa de soya, jengibre… Los domingos en mi casa se comía fuera, usualmente comida china, y yo siempre intentaba pedir cosas diferentes que ofrecía el menú porque quería conocer todo, recuerdo una vez que pedí tallarines en salsa de langosta y uno de mis hermanos mayores me lo quitó todo, algo muy normal ya que soy la más pequeña de la casa.Hace dos días mi buena amiga Gabriela me hizo un regalo adelantado por mi cumpleaños y me llevó al restaurante Dos Palillos, un restaurante de comida mediterránea fusionada con la asiática, pero no era una cena cualquiera, probamos un menú de degustación de más de 15 platos y una experiencia que no olvidaré por mucho tiempo, todos maridados con excepcionales vinos.

Sábado en la calle

Haber salido el viernes por la noche y despertarse el sábado por la mañana sin rastro de resaca es el empujón más grande que existe para no quedarse en casa todo el día como un pequeño ermitaño.  Sábado, 8AM y yo estoy más despierta que los pajaritos que estaban cantando en los árboles fuera de mi ventana. El sol me informa que ya la mala racha de días nublados han terminado y también me demanda que salga a aprovecharse de él. ¿Qué hago yo? Lo que cualquier persona normal haría, volví a dormirme hasta que los rayos de luz eran insoportables y a las 10AM decidí salir de cama a ver lo que el día me traía.